Primera comunión: Acto íntimo y religioso, o fiesta social

José OltraMayo es el mes de las comuniones por excelencia, las Parroquias se llenan de niñas y niños vestidos de primera comunión y de padres orgullosos que se rascan los bolsillos para que sea un día inolvidable para sus hijos.

Los medios de comunicación suelen hacerse eco de ésta celebración de carácter religioso, haciendo normalmente énfasis en el acontecimiento social y el negocio que representa, equiparándolo con una boda, tanto en el coste de atuendos como en el de los menús, regalos y demás complementos. El coste varía mucho en función de diversos aspectos, como que quien comulga por primera vez sea niño o niña, pero sobre todo del dispendio que los padres estén dispuestos a realizar.

Pese a las pastorales pidiendo moderación, en numerosas ocasiones el desembolso requerido sobrepasa el poder adquisitivo de muchas familias, incluso de aquellas que prevén el gasto y comienzan a ahorrar con meses de antelación. Sin duda el traje, especialmente el de las niñas y el banquete son los dos apartados más onerosos dentro del capítulo de gastos, aunque últimamente los viajes a Eurodisney son cada vez más demandados como regalo estrella, incrementando notablemente el capítulo de gastos.

Existen otras opciones, menos glamurosas pero más prácticas, como es vestir “de calle” en cuyo caso la oferta es muy amplia, o celebrar la comunión con una reunión familiar e intima, generalmente en casa de los padres, en cuyo caso los costes se reducen notablemente.

Pero es muy difícil no entrar en la vorágine consumista de las comuniones. Generalmente los niños no quieren hacer una comunión diferente a la del resto de compañeros y los padres terminamos cediendo en todo: traje de marinero o de princesa con todos sus complementos, convite en un restaurante para la familia y algún amiguito, los correspondientes recordatorios son imprescindibles en la Primera Comunión, obsequios para los comensales, vídeo más fotografías para inmortalizar el acto, y por supuesto, actuación de payasos o magos, y otras distracciones para los pequeños protagonistas.

Ciertamente para muchos lo más vistoso, lo más llamativo, lo comunitario de esta ceremonia religiosa es que culmina con una gran fiesta social, con regalos, convite, invitados y glamur. Sin embargo conviene no olvidar lo auténtico, el verdadero motivo de celebración, aquello que no suelen destacar los medios de comunicación y que constituye el verdadero motivo de nuestra celebración, de nuestra fiesta y que es la recepción por primera vez de la Comunión en la Eucaristía, que nuestros hijos han “entrado en plena comunión con la Iglesia a través del sacramento de la Eucaristía”.

Esta comunión ha requerido meses de preparación, recogimiento, misterio, sencillez y religiosidad. La Primera Comunión no es un acto improvisado, durante dos años los niños y las niñas se han preparado acompañados por las catequistas y sus padres. Durante este tiempo los padres nos hemos ido preparando para este sacramento, encontrándonos con alegría todas las semanas, viviendo la buena nueva del Evangelio y el sentido religioso que tiene el sacramento de la Primera Comunión como iniciación cristiana de nuestros hijos.

José Oltra Arrufat
Presidente A.C.P.A
Colegio Santísima Trinidad de Valencia